La historia trata de un niño al que le preguntan qué quiere ser de mayor.
Piensa que los mayores están siempre tristes, con prisas y agobios porque tienen problemas que de pequeños no tenían.
Dice que los adultos sólo piensan en trabajar y trabajar para ganar dinero y tener solamente 15 penosos días de vacaciones al año y también que la felicidad la consiguen mediante el dinero: comprándose cosméticos para dar una buena imagen, comprándose el mejor coche del mercado o haciéndose operaciones estéticas para ser los más atractivos.
No saben disfrutar de la vida con tanto trabajo y pocos días de vacaciones que resultan agobiantes y al final ni los disfrutas.
Por eso no quiere que le pregunten más veces qué quiere ser de mayor, porque no quiere crecer para disfrutar de la vida y no tener preocupaciones ni estar triste.
Este cortometraje es muy curioso. La verdad es que al niño no le falta razón aunque lo exagere todo un poco. No todo el mundo piensa en trabajar y trabajar para conseguir dinero, pero sí que es verdad que parece que las personas sin dinero no podemos vivir y es el dinero quien nos da la felicidad, mientras que los niños se conforman con poco para ser felices.
Los adultos no tienen suficiente con lo que tienen: quieren tener los mejores coches, la mejor casa, ser los más guapos y atractivos, etc. Y para ello hace falta trabajar. Trabajan y trabajan para tener unos pocos días de vacaciones. Unos insignificantes días de vacaciones que acaban siendo extresantes. Y a todo ello se le suman los problemas que se presentan a lo largo del año.
Mientras que los niños no piensan en el dinero ni tienen problemas. Sólo piensan en divertirse, jugar, reír... en definitiva: solo piensan en pasarlo bien.
Normal que el niño no quiera crecer.
¡Eso sí que es vida!