Cuando soñamos no existen límites.
Tenemos libertad de expresión, podemos decir lo que queramos sin ningún miedo, porque sólo nosotros lo escuchamos.
Somos protagonistas en todos nuestros sueños.
Podemos volar, correr y correr sin cansarnos, atrevernos a hacer locuras que no heríamos en la realidad, estar en cualquier parte del mundo. Donde nos apetezca.
Podemos tocar la Luna con las manos.
Podemos ser quien queramos ser.
Volver a ser unos niños.
Mirar y sentir que estamos al lado de la persona que queremos.
Tenemos total libertad y somos dueños de un mundo, el mundo de nuestros sueños.
¿Y ahora qué me decís? ¿A quién no le gusta la noche?
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